Volvería a vivir cada capítulo de mi historia

Nací en España, mezcla andaluza y catalana. Mi raíz andaluza proviene de mi padre y la catalana de mi madre.

Me he criado en un pequeño pueblo de 12.000 habitantes, a 50 km de distancia de Barcelona centro:

Allí, en un colegio público, empecé a coger el hábito de estudiar a diario. Mi madre se sentaba en el escritorio conmigo cada tarde y no me podía levantar hasta que terminase con todas las tareas. Me inculcaron la importancia de estudiar y sacar notas. Recuerdo mis primeros 8’s en diferentes asignaturas.

Y todo iba bien, hasta que llegué un día llorando a casa por miedo a un examen de matemáticas. Tenia 7 años. No paraba de repetir: «Voy a suspender, no soy capaz de sacar el examen de mañana».

Afortunadamente, mi madre me explicó la materia y el examen fue finalmente muy bien. A raíz de ese evento, me di cuenta que, a veces, es necesario pedir ayuda para seguir superando retos.

A esa edad hacía mucho deporte, hacía futbol, artes marciales y natación. Y entre los deportes y mis exigentes padres con las notas, empezó a despertarse dentro de mí, una llama por ser más y más competitivo. Quería ganar todas las competiciones y ser quién más nota sacaba en el colegio. Y muchas veces, dentro de mi nivel, fue así.

No obstante, reconozco que también patiné, alguna vez. En una de ellas, saqué un 2,5 en un examen de biología. No podía creérmelo. Tardé dos días en darles a mis padres la nota. Fruto de esa competitividad, me solía comparar mucho y esto agravó como me sentía. Fue la primera vez que me sentí tonto y mi autoestima bajó.

 

14 años de edad. Beca para estudiar dos semanas en Inglaterra (Lincoln):

Poco a poco, fui otra vez remontando, hasta que salió una oportunidad. Nunca había pensado ir a estudiar al extranjero, debido al gran coste que comporta, no obstante, gracias a las notas, me concedieron una beca (aquí otro motivo más para estudiar BIEN). Y lo mejor no fue aprender mejor el idioma, sinó sentirme solo, con esa edad, lejos de mi casa. Volví más extrovertido, a la fuerza, eso sí. Y volví más maduro, más independiente y con más confianza. Estaba listo para acabar la ESO y hacer un buen Bachillerato.

 

2do curso de Bachillerato. Hormonas y descontrol:

Fue el año más tenso. Estaba en esa etapa en la que eres menor, pero a su vez, ya tienes un mínimo de independencia. Aumentaron las ganas de hacer mis planes y de irme un poco de fiesta, mientras bajaba mi nivel de disciplina en los estudios. Consecuencia: clima tenso en casa y un punto menos en la media en segundo curso de bachillerato. No obstante, al tener una media muy alta en primero de bachillerato, pude entrar en la universidad que yo soñaba y empecé a estudiar Derecho en la mejor universidad.

 

20 años de edad. La universidad es otro mundo:

En la universidad, al menos en la pública, no hay seguimiento como en el colegio. No es obligatorio ir a clase, excepto a los seminarios. No es obligatorio estudiar cada día. No es obligatorio casi nada.

Cada día, me levantaba a las 6 de la mañana, una hora de bus y 45 minutos de metro. Y empezaba una clase de dos horas con 80 personas en clase. A veces, estaba más atento, a veces menos. A veces, había pausa en el bar, a veces, uno se quedaba una horita más en la biblioteca

Tenía más libertad que nunca. Y la gestioné bien en mis primeros dos años, en los que lo aprobé todo. Sin embargo, en tercero de carrera, empecé flojo y no supe redirigir el barco. Suspendí 5 exámenes de 12 asignaturas. Lo nunca visto. Mazazo emocional. Alargar un año significaba tirar tiempo, energía y dinero. Y todo eso, era un quebradero de cabeza

Y gracias a eso, me di cuenta que necesitaba tener un vehículo más potente. Necesitaba tener un método de estudio más eficaz. Saber concentrarme, no distraerme con mis problemas. Saber leer más rápido y comprender bien las leyes. Saber organizar mi tiempo y cómo NO posponer todo para los últimos días. Saber retener, ya que no es lo mismo memorizar 10 páginas en cuarto de la ESO que 100 páginas en la universidad.

Quería subir de nivel. Tenía muy claro que era el momento de apostar en mí, para tener el futuro que siempre había querido.

Y empecé a invertir en mí. Invertí casi todos mis ahorros de monitor y busqué trabajo como dependiente, mientras estudiaba derecho, para hacer una formación de técnicas de estudio y así empezar a utilizar de forma eficiente la mejor herramienta que tenemos: el cerebro.

Y después de mi primera formación, saqué mi primera Matrícula de Honor (9,7 en derecho sancionador del trabajo). Jamás había pensado que fuese posible. Imagina que felicidad. Tanto mía, como de mi familia.

 

21 años edad. Hago de mi pasión mi profesión:

En cuarto de carrera, empecé a hacer prácticas en el departamento legal de una empresa. Estaba muy ilusionado, ya que era mi primera experiencia laboral en ese ámbito. A todos nos entusiasman las cosas nuevas. No obstante, esta ilusión fue bajando progresivamente, debido a la rutina. Trabajar ocho horas, delante de un ordenador, contestando correos, no era el sueño anhelado que tenía cuando elegí hacer derecho y me desencantó dicha profesión.

Al mismo tiempo, seguía formándome y enamorándome de los secretos que tiene nuestra mente. Hacer en una hora, lo que antes hacía en tres horas o aprender un nuevo idioma en dos meses, como hice, me fascinaba. Y aún más me fascinaba, ver cómo mi hermano pequeño y mis amigos, gracias a esas técnicas, también mejoraban sus notas, se estresaban menos y llegaban a sus objetivos académicos y laborales.

Hasta que llegó un momento, en el cuál elegí que eso era lo que yo quería hacer en esta vida: dar herramientas a los estudiantes para que vivan una etapa con más resultados, con vida social, sin estrés y que puedan llegar a sus objetivos verdaderos, sin conformarse con algo que no les gusta.

 

22 años de edad. Punto de inflexión:

Recuerdo que cada mes, tenia 5 alumnos nuevos. Cada mes, ayudaba a más personas para mejorar su sistema de estudio. Cada mes me llegaban mensajes de felicidad por parte de los alumnos, con fotos de sus notas.

Al mismo tiempo, cada mes, impartía ocho conferencias hablando en público y empecé a formarme constantemente. Recuerdo no haber salido mucho de fiesta durante esos años y no comprarme casi nada de ropa. Invertir en mí, me parecía la forma más inteligente de alcanzar mi meta.

Vivir solo, aprender cada día algo nuevo y dar resultados a mis alumnos, era un sueño hecho realidad. Y cada mes, esta realidad se hacía más grande y más bonita.

 

25 años. Crecimiento potente:

Después de 4 años trabajando casi 7 días a la semana con jornadas de 12 horas, tenía a mis espaldas, la fortuna de haber impartido más de 55 cursos sobre técnicas de estudio a más de 12.000 alumnos, más de 1.000 alumnos ayudados y seguidos personalmente por mí y más de 10.000 de enseñanza.

A pesar de que soy consciente de que puede parecer mucho, creo que la sociedad necesita ahora más que nunca, una metodología diferente a la hora de estudiar y aprender. Se necesita más media, más idiomas, más eficiencia, más tiempo para estudiar y trabajar, mejor gestión del tiempo y del estrés. Necesitamos impactar y tocar más personas. Y ese es el motivo, por el cuál, hemos dejado de impartir cursos de forma presencial para darlos online. Sin ninguna barrera geográfica. Y así, dimos otro paso.

Jamás había pensado que de una pasión pudiese surgir una profesión de este tamaño. Poder haber acompañado a centenares de alumnos – estudiantes de bachillerato, universidad, oposiciones, profesores de universidad, abogados, médicos, ingenieros, etc -, colaborar con asociaciones de estudiantes de diferentes universidades y ver los resultados que obtienen, es la gasolina que nos permite seguir exigiéndonos día tras día.

Esta es mi verdadera vocación. Me propuse ayudar y formar a todo aquel que así lo quisiera. Y ya no nos conformamos con conseguir casos de éxito. 

 

 




 

Y ahora es cuando me pregunto:

¿Dónde estaría si no hubiese elegido apostar en mí en el 2014?

 
 

Se dice que en los momentos de decisión, se forja nuestro destino. Yo elegí bien. Ahora te toca a ti:

¿Qué decisión quieres tomar para llegar al futuro que deseas?